Padre nuestro, de todos nosotros,
de los pobres, de los sin techo,
de los marginados y de los desprotegidos,
de los deseheredados y de los dueños de la miseria,
de los que te siguen y de los que en tí... Ya no creemos.
Baja de los cielos pues aquí está el infierno,
baja de tu trono, pues aquí hay guerras, hambre, injusticias,
no hace falta que seas uno y trino,
con uno solo que tenga ganas de ayudar nos bastaría.
¿Cuál es tu reino?,
¿El vaticano?,
¿La banca?,
¿La alta política?
Nuestro reino es miseria,
Etiopía, Colombia, Hiroshima,
el pan nuestro de cada día
son las violaciones,
la violencia de género,
la pederastía, las dictaduras,
el cambio climático.
En la tentación caigo diario,
no hay mañana en la que no esté tentado
de crear a un Dios humilde, justo,
un Dios que esté en la Tierra, en los valles, los ríos,
un Dios que viva la lluvia,
que viaje a través del viento
y acaricie nuestra alma,
un Dios de los tristes, de los homosexuales,
un Dios más humano,
un Dios que no castigue, que enseñe,
un Dios que no amenace, que proteja,
que si me caigo me levante,
que si me pierdo, me tiende a su mano,
un Dios que si hiero no me culpe
y que si dudo me entienda,
pues para eso me dotó de inteligencia,
para dudar de todo.
Padre nuestro de todos nosotros,
¿Por qué nos has olvidado?,
Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado,
¿Por qué nos has abandonado?
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